En una hermosa estancia entre los aguerridos Mata Siete y Guayamuri de la soleada Isla de Margarita existe una permanente y
caribeña primavera, de la que presento aquí algunas imágenes registradas por mi
lente durante el año de vida que disfruté alejado del mundo y en compañía de mi
bella Fermín, año de trabajo silente entre la pintura y la fotografía, año de
ilusiones y algunos desencantos, pero sobre todo año de reflexión y
ensimismamiento que se tradujo en creación.
PD: Gracias Adriana por cedernos ese maravilloso espacio de ensueños...
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